La nueva película de Gianfranco Quattrini es una alocada tragicomedia musical que tiene como premisa unir el rock argentino con la cumbia peruana, en una travesía sicodélica que arranca en Buenos Aires de los años 60 y continúa en Iquitos de nuestros días.
Si en Chicha tu madre, su primera película, Quattrini explotaba de gran forma los colores y sabores de la cultura popular de Lima, en Diamond Santoro y la soga de los muertos el realizador peruano-argentino parece ir un paso más allá y acude a las fuentes originarias, a la cuna de la cumbia amazónica.
En esta película podemos conocer al Diamond del título -interpretado por Robertino Granados, un ex rockero que 40 años atrás lideró una mítica banda under de Buenos Aires, proyecto que quedó trunco con la muerte de Nicky, su hermano y virtuoso compañero musical.
Tras este hecho trágico, Diamond se derrumbó hacia una existencia extraviada, eligiendo el ostracismo y el exilio en EE.UU. Atormentado por el fantasma deNicky, nunca volvió a componer una canción ni poner su vida sobre rieles.
Pierina, la última novia de Nicky, al enterarse que Diamond tuvo un problema cardíaco, le envía una antigua libreta de artista de Nicky. Al reencontrarse con esa libreta de su hermano, su sensibilidad y el plan de un viaje inconcluso, Diamond emprende un viaje a Iquitos. Está determinado a encontrar al Maestro Ayahuasquero Solón, al que había planeado visitar su hermano, para participar de su ceremonia, deseando que eso lo limpie definitivamente de su culpa y dolor.
Como habrán visto en la película también participan la peruana Magdyel Ugaz, junto a Lucho Cáceres y Cindy Díaz, dos actores que este año harán doblete: el primero aparecerá además en “Cielo oscuro”, y la segunda protagoniza el filme español “Evelyn”, que se estrena en junio.
El variopinto reparto de “Diamond Santoro” incluye al popular cómico Manolo Rojas, quien en la película parece interpretar un cantante de cumbia, admirador de Diamond Santoro.
La primera parte de Diamond Santoro se filmó en Argentina en febrero del 2012 y el rodaje continuó en julio en Iquitos y entre otros escenarios se utilizó la selva y las instalaciones de Amazon Camp.